Ciencia y Sociedad

Friday, April 24, 2009

“Biosabotaje a México... crónica de un evento futuro.”

Las llamas se elevaron a muchos metros de altura mientras los técnicos del ejército mexicano escapaban del calor con sus escafandras verde-camuflaje y botas de asbesto; corrían torpemente alejándose de la enorme pira. Toneladas de ropa de “segunda mano” incautadas en todo el país eran incineradas en las planicies cercanas a Tizayuca, Estado de Hidalgo, donde se habían concentrado al decomisarlas...

Ni el Secretario de Salud, ni el de Hacienda, ni el de Gobernación o Relaciones Exteriores del Gobierno mexicano han podido aclarar como fue posible que miles de toneladas de ropa usada, con esas características, fueran contrabandeadas hacia nuestro país desde la frontera norte. Suponen, que partiendo de Nogales, Ciudad Juárez y Nuevo Laredo, los camiones distribuyeron la carga infecciosa para su venta; los “puntos de venta” han sido Chihuahua, Monterrey, San Luis Potosí, Guadalajara, Querétaro y otras ciudades mas al sur, incluyendo la Capital de la República, Fue precisamente en estos lugares donde se inició la epidemia viral; avanzó como fuego en un pajar, solo Mérida se salvó. A precios de ganga, las prendas de ropa se vendieron entre los millones de pobres que hay en el país. Los innumerables “tianguis”, mercados “sobre ruedas” y puestos diversos, pusieron en manos de los “condenados de la tierra” ropa de “importación” de marcas prestigiosas... por unas cuantas monedas. Inadvertidamente y hasta sonriendo, dimos así nueva entrada al microbio que diezmó nuestra sociedad prehispánica hace 500 años, a la llegada del invasor español, y lo mas grave: después de varias décadas de que las autoridades sanitarias de México cesaron las campañas de vacunación por haberse erradicado esta enfermedad -la “viruela negra” –- solo los mexicanos mayores de 40 años de edad están vacunados o, en otras palabras, solo los mayores, es decir los viejos, están protegidos contra dicha enfermedad. Hoy, cuando la viruela es una bioarma y regresa a México, via la importación clandestina de ropa usada, la sociedad carece de vacuna, e inexplicablemente, la producción nacional correspondiente sigue suspendida; esta vez no llegó la viruela con el invasor español, sino con ropa de contrabando, usada e infectada.

Aparecieron los primeros casos de muchachos enfermos en las ciudades citadas y pronto fueron miles; aumentaron las defunciones debido a la alta tasa de mortalidad de la nueva variante del virus (hasta el 80 %). No tardó en presentarse entre los sobrevivientes jóvenes, la estampida hacia los lugares menos poblados, mientras los menos, interpelaban angustiados a sus padres incapaces de recordar si en su oportunidad fueron o no vacunados; presas del pánico hurgaban todos en el archivo familiar buscando las “Cartillas de vacunación”...y salían corriendo. Huían hacia las montañas, las llanuras o los desiertos, copando caminos y carreteras como en “peregrinación”. Huían sin rumbo fijo solo guiados por el deseo de escapar a las aglomeraciones, temor al contagio fácil. Por otro lado, quedaron solos en las ciudades y pueblos, los mayores de 40 años y los niños indefensos que no podían huir, pero que eran igualmente vulnerables...La sociedad mexicana entró en un caos absoluto. Los hijos abandonaron a los padres y estos a los hijos, los hermanos dejaron a los hermanos, los vecinos huían de sus vecinos. Se multiplicaron los casos de niños vagando en ciudades y caminos y surgió un elevado número de cadáveres insepultos en calles y caminos, Pararon las fábricas, cesaron los espectáculos públicos; cines y restoranes cerraron. El “Metro” dejó de dar servicio por falta de pasajeros. Tiendas, almacenes, mercados y centrales de abasto fueron saqueadas. Todo esto mientras, paradójicamente, se multiplicaba el número de casas e inmuebles abandonados. No era un fenómeno local como aquellos casos de explosión en San Juan Ixhuatepec o sismo en el DF en 1985; esta vez era una catástrofe de proporción nacional y por otras implicaciones, también internacional...

La Secretaría de Hacienda se mostró Incapaz de explicar al Ejecutivo Federal y a la nación, porqué su Sección de Aduanas no identificó a tiempo los puntos de embarque. La misma Secretaría terminaría por suscribir la suspicacia y rumores de que todo esto era un plan orquestado –un gran experimento- ejecutado subrepticiamente por el USARMY para probar un nuevo tipo de arma biológica –variante transgénica del virus ortopox de la viruela con VIH- y valorar los efectos de su nueva vacuna, desarrollada por la “USA pharmaceutical industry” ; después de todo, usar a los mexicanos como “tontos útiles” para esto fines, se hizo frecuentemente en el pasado como en el caso de la vacuna TC-83 contra la EEV –encefalitis equina venezolana que mata equinos y humanos- y se diseminó en México bajo circunstancias “misteriosas”. Esta vez, con la viruela, un posible “efecto colateral” derivado de la epidemia, podría ser la disminución súbita de la población de los “bárbaros del sur” que los gringos consideraban amenazaba su pureza WASP.

Con los primeros casos de la enfermedad en la región transfronteriza del norte de México, los vecinos anglos sellaron su frontera cancelando el tránsito de personas, alimentos, productos agro-veterinarios y mercancías. Con personal militar adiestrado precisamente en Fort Detrick –o USAMRIID, en Maryland- el centro de investigación militar para la bioguerra y su CDC –Centro para el Control de Enfermedades en Atlanta- los EUA tomaron el control de toda la franja fronteriza entendida a 300 kms en AMBOS lados. BAJARON SU frontera hasta Mulegé, Hermosillo, Chihuahua, Monterrey, Tampico y ya dentro de nuestro territorio implantaron retenes móviles en todas las carreteras y vías de acceso al norte. Esta nueva invasión estadounidense a México estaba prevista desde la década de los 1980, cuando Reagan exclamó histéricamente ¡hemos perdido el control de nuestra frontera sur! y desplazó 7 u 8 miles de guardias de “la migra” –compare Ud con los 500 que cuidan la de Canadá- estacionó en la misma a su Guardia Nacional militar y se hizo de “la vista gorda” con las bandas de asesinos de indocumentados que los cazaban como animales... Con Clinton se incrementaron las preocupaciones transfronterizas llegando “Baby” Bush después, a controlar todos los aeropuertos...¡ubicados en México!, claro, con la complacencia del régimen foxo-calderonista que no hizo nada cediendo dignidad y soberanía, mas adelante, Obama se la pasó disculpándose, aunque no se sabe bien de que...
¿Porqué no se reanudó a tiempo, la producción nacional de vacuna antivariolosa? ¿Porqué no se capacitó personal suficiente de la SSA para reconocer la enfermedad? ¿Porqué no se reguló desde tiempo atrás, sanitariamente, la importación y venta de ropa usada? ¿Porqué no se alertó al pueblo del peligro de adquirirla y portarla?

No caben ya lamentaciones. Es evidente que habiendo llegado DE NUEVO la terrible VIRUELA a nuestra tierra, esta quedará despoblada de jóvenes, con sus cadáveres semienterrados en cañadas y barrancas o incinerados apresuradamente. Los habitantes urbanos que sobreviven aún están enclaustrados, con la producción de bienes y servicios paralizada y toda reunión o aglomeración evitada por los contagios. Ya lo dijimos: nada de espectáculos en estadios, auditorios o centros deportivos. Nada de transportarse en micros o combis hacinadas. Con las “colas” en los bancos de1m entre cliente y cliente y puros viejos. Cabe preguntarse: ¿Persistirá nuestra Nación como ente civilizado? ¿Seremos hoy sí un “Estado Fallido”?¡Y todo por no prevenirse a tiempo con suficiente vacuna antivariolosa¡ ¡Cuidado con los estornudos, la tos o roces e intercambio de prendas! Con la higiene social y personal decaída, ¿que será de nuestra Patria tan a-científica y aislada? Frente a otros países que solo nos toleran hoy desde lejos -o por TV- y nos tienen en cuarentena internacional, ¿nos diezmará el virus de la viruela como en el siglo XVI? ¿ volveremos a ser cazadores y recolectores como nuestros antepasados nómadas?

Este texto de ciencia ficcion fué escrito en el año de 2002...


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