LOS MASSIEU SON UNOS “SALVAJES”… ( VII )

Recordamos a los amables lectores de estas notas, que la razón del encabezado la encuentran en la PRIMERA entrega de la serie, iniciada el 6 de abril del 2008. Esta vez corresponde presentarles sensacionales fotos del abuelo Wilfrido Massieu Pérez, su cónyuge María Helguera Ceballos y sus hijos e hijas Massieu Helguera, una de las cuales, la mayor, ubicada a la derecha de la foto sería mi madre.

Esta primera fotografía de 1920 no presenta a Guillermo que estaba recién nacido; los demás hermanos Massieu Helguera son fácilmente identificables de izquierda a derecha: Wilfrido, abajo Luis, mi abuela, abajo Cuca, Nacho y María; abajo Roberto...





Esta segunda fotografía de 1922, ya muestra a Guillermo el menor, de pie sobre una silla... Al centro, la madre de mi abuela, Mercedes Ceballos, suegra de Wilfrido Massieu Pérez que tiene en brazos a un bebé que por lo cachetón parece ser Luis Escárcega, primo de los chavos; al niño de atrás a la derecha no lo identifico, recordando que otros dos pequeños Massieu Helguera fallecieron de niños (Dora y Enrique) -quizá el niño sea este último-.



Entre las caras de los pequeños –nadie nace viejito- es reconocible la de María, la mayor y sus hermanos, que con el tiempo serían, ya lo señalé, mi madre y mis tíos; todos nacidos –y difuntos- acorde a la cronología siguiente: Wilfrido nació el 25 de mayo de 1908 y falleció en 1972; María nació el 24 de junio de 1909 y falleció en 1979; Luis nació el 31 de julio de 1910 y falleció en 1971; Ignacio nació el 28 de diciembre de 1911 y falleció en 1980; Refugio nació el 4 de julio de 1913 y falleció en 2003; Roberto nació el 8 de sept. de 1918 y falleció en 1949; Guillermo nació el 7 de oct. de 1920 y falleció en 1985. Ya creciditos y matrimoniados tendrían su propia prole que, llevaría los siguientes apellidos: Massieu-Romero Malpica los de Wilfrido, Servín-Massieu los de María, Massieu-Olivares los de Luis, Massieu-Argüelles los de Nacho, Ruiz-Massieu los de Refugio (Cuca) y Massieu-Trigo los de Guillermo. Es de anotarse que el tio Roberto murió joven y sin hijos cuando cayó su avión en el centro de la Cd. de México en junio de 1949 -era el Jefe mecánico de los aviones de la Presidencia de la República (Miguel Alemán Valdéz)- piloteado por el Capitán ¿Pazos?, también de la Presidencia y de quien se dijo, tiempo después: "Sabía demasiado..."

En ese correr de la vida y después de surgida una nueva generación -los del párrafo anterior- ese concurso de primos –en reunión memorable hace dos años- (ver 1ª entrega de esta serie) se gestó esta especie de biografía familiar. Del suscrito, que por años fue el nieto mayor de los abuelos Wilfrido y María su esposa –anexo foto alusiva como “constancia”- , debo decir que la cercana personalidad del abuelo, marcaría mucho de mi infancia, señalando al respecto, dos ejemplos:

1.- Tendría unos 7 u 8 años de edad cuando el abuelo Wilfrido me enseñó a jugar ajedrez. Con mucha paciencia, ante mi precipitación para mover las piezas del juego solía decirme entre las bocanadas de sus "Elegantes extra con boquilla de ambar" : “Siéntate sobre tus manos…” queriendo decir metafóricamente “no te adelantes”… "piensa bien tus jugadas antes de mover las piezas”…¡Sabio consejo! no solo para el juego de ajedrez, sino también para toda la vida (aunque no siempre lo tuve en cuenta); en cambio si lo he retransmitido a mi hijo menor el "xocoyote" Victor Manuel, hoy subcampeón de ajedrez del DF para sus 14 años de edad…

En brazos del abuelo su "seguro servilleta", Manuel Servín Massieu, muy consentido; abajo, sentada en el escalón y enfurruñada, mi hermana Guadalupe -Bibi- ¿Infancia es destino?

2.- El fascismo alemán tenía simpatizantes en el México de mi infancia. Muchos adultos estaban impresionados por la organización, disciplina y velocidad con que las fuerzas de Hitler avanzaron inicialmente en su campaña por Francia y los países vecinos después del 1o de septiembre de 1939; entre los niños de mi edad -8 a 10 años- los juguetes alemanes también nos provocaban regocijo pues eran de gran calidad: autos Schuco o submarinos y tanques Märklin o soldaditos “de pasta” con rifles desmonables que todavía conservo –¡estan cumpliendo 70 años!-. Los juguetes y productos japoneses, en cambio eran “chafas”… corrientes, nadie los quería. Lo alemán estaba ¿de moda? : chistes de "Hans y Fritz", escuditos de solapa con la swastika y entre mis amiguitos contaba a los Wenzel, los Sartorius, los Fuchs junto a pro-nazis de huarache como Othón Velez, años después brazo derecho de Azcárraga Milmo. Considero hoy que los simpatizantes pro-nazis de aquellos años de mi época infantil -1933 a 1943- no lo eran intrínsecamente, muchos lo eran porque “ahora sí pinches gringos les darán en "la mother" y tendrán que devolvernos las tierras del norte que nos quitaron, etc, etc,…”.

En particular a mí, de niño, los alemanes me daban miedo: bruscos, escandalosos y no les entendía ni jota; uno solo era educadísimo, dos se ponián a hablar en alemán y tres le declaraban la bronca a quien fuera -se sentían superiores-. Mi escolarización fue en escuelas de corte francés junto a la enseñanza de su cultura por mi abuelo Wilfrido –hijo de francés e ingeniero militar del propio Colegio, donde se contrató a militares que se quedaron después de la "Intervención Francesa"- La familia pues, era un oasis “francófilo” en medio de simpatizantes pro alemanes. En ese sentido recuerdo al abue discutiendo con vecinos mayores - Ing. Santacruz , Dr. Zolla- al lado de tazas de café “cargadísimo”, como se estilaba entonces, -nada de la mariconería esa de "café americano"-...¿Que discutían? el abuelo apuntaba que pese al avance relámpago del ejército alemán, a la larga prevalecerían los “aliados” -con gringolandia por delante- por su mayor capacidad productiva, su gran disponibilidad de recursos naturales y los errores y omisiones de Hitler que, como político despótico, dirigía todo pero sin ser militar de carrera... A la larga así fue y los países “del eje” (Alemania, Italia y Japón) perdieron la 2ª Guerra Mundial, para tranquilidad de los que no éramos arios puros...o impuros.

Aunque a veces muy serio -quizá por discreto- (poca gente sabía que portaba un revólver de seis tiros, pavonado, de cañón corto y su anforita metálica con cogñac) el abuelo Wilfrido era inteligente, amable y sensible a los problemas sociales. Honrado a carta cabal, a pesar de haber ocupado altos puestos en la flamante SEP de Vasconcelos, desde 1923 hasta el IPN cardenista –el de Tata Lázaro- en 1934 y adelante; institución de la que algunos se enriquecerían después y hasta la fecha... Sentí mucho la muerte del abuelo un 26 de marzo de 1944 –cuando yo tenía 13 años- y mantengo fresco en la memoria el homenaje de “cuerpo presente” que le brindó la comunidad politécnica de ese entonces en el viejo gimnasio del “Casco de Santo Tomás”. El abuelo Wilfrido Massieu Pérez fue siempre muy estimado por profesores y alumnos, sobre todo de provincia, a quienes tanto ayudó institucional y personalmente…