Ciencia y Sociedad

Monday, February 09, 2009

DARWIN CONOCIÓ MEXICO... O CASI.

Del bicentenario de su natalicio, el papel de la duda en ciencia y el efecto de la Iglesia e Inquisición en la Vieja –¿ y Nueva ?- España...


Con el peso de antepasados famosos Carlos Roberto Darwin nació el 12 de febrero de 1809 en Inglaterra. De joven fracasó en sus estudios de medicina y además, en casa se le consideraba “un bueno para nada” por papá que también lo inducía para hacerse clérigo...Ya crecidito tuvo el buen ojo de conchabarse a “potranca de plata” casándose en 1839 con su rica y bella prima Emma, hija del fabricante de la porcelana mas cara de la época, Wedgwood, quien sería, simultaneamente, su tio y su suegro..."¡Que bonita familia!", como decía aquel cómico de TV.
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Emma... (tomada de (3))


Esto le permitiría conseguir viaje en barco por el exótico mundo de América del Sur y sus costas, recopilando información y ejemplares de la naturaleza que consideraba interesantes. Parece que también se fué como un "escape" de su papá al que temía, pues se lo traí "de encargo"... Regresó a casa seis años después y frente a la gran energía desplegada en sus andanzas, se encerró después, fodongo y de por vida, en su estudio. Pensó y escribió sobre el objeto de sus amores ¿Emma?... no, la evolución de las especies biológicas, incluido el hombre. Sin saberlo, sin conocerse y por otro camino, llegaría Carlos Roberto (no Roberto Carlos, ese es otro...) a las mismas conclusiones que el también naturalista Alfred Russell Wallace ( 3 ) quien le envió sus trabajos desde el archipiélago malayo donde trabajaba. Mas justamente, la llamada “Teoría de Evolución de las Especies de Darwin”, debería llamarse de Darwin-Wallace ( y el “darwinismo social” ¿ “darwino-wallacismo social” ? ) Justicia científica aparte, la idea general del hallazgo contrarió las filosofías de una creación y un orden natural divinos, por lo que pronto la Iglesia se le echó encima...
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y Carlos Roberto... (tomada de (3))

Darwin no gustaba –o no podía- asistir a tantas charlas y debates a los que era invitado en una Inglaterra que, sin cine, radio, TV, ni internet, enloquecía con la(s) (historia) ciencias naturales en museos, conferencias y debates. Enfrentarse al Obispo de Oxford, Wilberforce, en memorable “esgrima verbal” pleno de chanzas y sarcasmos o a cualquier persona en polémica pública, producía en Darwin malestar físico con nausea y vómito. Dejó de asistir a ellos. Era su “compadre” Thomas Henry Huxley (abuelo de Aldous y Julian) el que difundía –y defendía- la teoría basada en datos concretos denominada “evolución de las especies”. Ambos postulaban "¡Pamplinas!" a los siete días de la creación divina, sus antecedentes y sus consecuencias biológicas... Por otro lado, la necedad de Darwin, sus reacciones ante ”el gran público”, su conducta y reclusión voluntaria, lo alinean como un caso mas en la fila de los aquejados por la “enfermedad creativa” -o llanamente “neurosis”- donde están Sigmund Freud, Florence Nightingale, Marcel Proust y otros ( 2 ).

De su libro menos conocido ( 1 ) sorprende la mención que hace de España y - se entiende- su iberocultura colonial que, sin saberlo, explica parte del retraso científico del México actual, educado y escolarizado en la docilidad, obediencia y sumisión mas que en el debate y la crítica. Escribió Darwin en 1871:

“...en los tiempos pasados casi todos los hombres distinguidos entregados a la meditación y cultivo del entendimiento, no tenían mas refugio que la Iglesia, la que, al exigirles el celibato ejerció una influencia funesta en las generaciones sucesivas. Durante el mismo período El Santo Oficio buscaba con afán a los hombres mas independientes y ardorosos para llevarlos a la hoguera o a la cárcel. Solamente en España se eliminaron durante un período de tres siglos cerca de mil hombres por año, hombres de lo mas útil, a saber, los que dudaban de las cosas y discutían sobre ellas.¡ Sin la duda es imposible el progreso !"
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Antievolucionista y... antivitalista;

(tomada de "Quino, Gente en su Sitio",
ed. nueva imagen 1978)


( 1 ) Darwin, C. R ., El Origen del Hombre,la Selección y su Relación al Sexo, p.190, Ed. Diana, Méx.,1979
( 2 ) Pickering, G., The Creative Malady, p. 53, Ed. Dell-Delta, N.Y., 1976
( 3 ) Ledesma, I., Historia de la Biología, p. 443 Ed. AGT, Méx.,2000